Lo importante no es la caída, sino el aterrizaje.

Hoy escuchaba una charla de Manu Brabo y de la vida del reportero freelance. Una vida complicada. Más si uno se especializa en conflictos, en reporterismo de guerra. También hoy, es nombrado ganador de un premio Pulitzer junto a otros compañeros fotógrafos de Associated Press. Se merece tal premio, sin duda. Así como tantos otros fotógrafos y periodistas freelance que siguen estando al pie del cañón pese a la que está cayendo. Profesionales que creen en su trabajo. En acercarnos historias que denuncien, que emocionen, que cabreen, que hagan reflexionar y, con un poco de suerte, actuar.

Algunos dicen que ser freelance es un chollo. Pero no, no lo es. Es una forma de vida bastante perra. Se sufren bastantes penurias. Mucho trabajo que no se ve y que no se paga. Pero que debe hacerse si uno quiere seguir trabajando y, también importante, seguir comiendo.

Es una vida difícil, porque realmente nunca alcanzas a ver la meta. Pero también es agradecida porque te hace sentir libre. Vives, sobrevives, de tu trabajo: contar historias. Y eso, hoy en día, es una suerte. No sabes por cuánto tiempo, pero ese tiempo es tuyo y lo disfrutas como si fuera el último trocito de tu tarta de cumpleaños. Nadie podrá arrebatártelo. Amas tu profesión y ese estilo de vida; aunque en ciertos momentos desearías mandarlo todo a la mierda. Esa profesión y ese estilo de vida. Pero no lo haces. No puedes.

Vives con poco, con muy poco. Muchas veces (demasiadas) del altruismo de tus allegados. Tu madre te salva el culo en muchas ocasiones. Así como los amigos, quienes no esperarán nada a cambio. Bueno, sí, que algún día puedas devolverles la pasta, síntoma de que por fin tu trabajo empieza a ver sus frutos.

Tus posesiones son mínimas. No necesitas mucho. En mi caso, lo justo para poder seguir trabajando. Ni casa (bueno, sí, de alquiler), ni coche, ni contrato. Ni importa. Resulta que en tu balanza lo fundamental es poder seguir trabajando. Esa es tu posesión. Tu forma de vida. Tu realización personal. Tu libertad.

Llevo fuera de España unos años. Y oigan, por decisión propia. Triste es, por otro lado, que aunque quisiera volver, hoy en día tal idea es una locura. Don Quijote luchando contra molinos de viento. Y sigo moviéndome ya que creo poco en las fronteras. Aunque suene a tópico, el mundo es demasiado grande como para tener que contemplarlo desde el sofá de mi casa. Y porque como diría el gran Enrique Meneses, “El periodismo es ir, escuchar, ver, volver y contarlo.”

Es mi primer año 100% como freelance en el extranjero. El abismo no es tan grande cuando uno realmente cree en lo que hace. Optimismo, paciencia y trabajo duro. Soy un privilegiado, ya que dispongo de ciertos medios como he dicho. Son pocos, pero por ahora suficientes. Entonces, ¿debo seguir quejándome por mi austera vida? ¿Por la incertidumbre de saber si llegaré a final de mes? ¿Por el endemoniado estado del mercado y los precios ridículos que se pagan (si es que consigues vender) por pieza? Sí, seguiré quejándome, ya que me gustaría que todo eso cambiase. No quiero engañar a nadie. Pero no me lamentaré ya que, pese a todo, me considero un privilegiado. Yo tengo la opción de volver a casa e intentarlo de nuevo. Otros, no tienen esa suerte. Y esa desdicha, así como otras historias, seguirán siendo objetivo de fotógrafos y periodistas freelance, pese a quien le pese.